Todos los niños al nacer requieren el oxígeno
del aire, el cual empiezan a obtener inmediatamente con la primera respiración.
Los pulmones son los órganos que más se tardan en madurar y lo hacen todavía
después de nacer, hasta 8 años después.
Los niños prematuros, al tener menos “maduros” sus pulmones, requieren
de mayores cantidades de oxígeno para su supervivencia.
Este oxígeno de más, es administrado mediante
sus incubadoras, puntas nasales o bien intubándoles la tráquea mediante respiradores artificiales hasta que
ellos son capaces de respirar por sí mismos.
Todo esto es fácil de explicar, sin embargo, se
complica por el hecho de que las células de los pulmones en formación, en fase
de rápido desarrollo (tanto alveolares como de bronquios) son muy sensibles a
las sustancias irritantes, y si se les irrita mucho, su desarrollo es más o
menos afectado de acuerdo a si fueron sometidas respectivamente, a mucha o poca
concentración del irritante.
Desafortunadamente, el oxígeno en grandes
cantidades es muy irritante y suelen necesitarlo más los niños más prematuros
cuyos pulmones están más inmaduros y por lo tanto son más sensibles a los
irritantes.
El resultado es la “Broncodisplasia pulmonar" (
de dys= dificultad, plasia: formación) que es una formación alterada de los
bronquios y alvéolos.
Resulta paradójico que la sustancia que salva
la vida de estos niños, causa el daño con el que hemos de lidiar médicos, papás
y niños posteriormente.
Si esto resulta con el oxígeno, que decir del
humo del tabaco. Este afecta a los niños aún antes de nacer así como a los ya
nacidos. Otra vez, entre más prematuros o más cercanos al nacimiento, son más
afectados y es causa en muchas ocasiones, de tos, silbidos y dificultad para respirar.
Es por lo tanto imprescindible, una vez que el
niño prematuro ha dejado la unidad de cuidados intensivos neonatales, y haya
cumplido un mes fuera del hospital, consultar con un neumólogo pediatra para
continuar el control respiratorio y evitar el “peregrinar” de estos niños por
varios consultorios en la búsqueda de una solución a sus problemas
respiratorios.
Es necesario un control crónico de estos niños
para que lleguen a la adolescencia en forma óptima minimizando los efectos
negativos del haber nacido antes de tiempo.
“Porque respiro, existo”
Dr. Pablo Cortés Borrego
Médico especialista
en neumología y neumología pediátrica.
Contacto:
Twitter: @Pablo_NeumoDoc.
Email: ndocpcb@yahoo.com.mx
Teléfono: (55)55281412
Pablo ha sido profesor
universitario por parte de las universidades: La Salle, UNAM, Autónoma del
estado de Puebla, por 25 años y se está
Certificado por el Consejo Nacional de Neumología.
Actualmente es médico
adscrito al servicio de pediatría del Instituto Nacional de Enfermedades
Respiratorias en donde se estudian todo tipo de enfermedades respiratorias de
niños entre las que se encuentra la displasia broncopulmonar (daño pulmonar que
desarrollan los niños prematuros que usaron ventilador mecánico).
Ha escrito
artículos en revistas nacionales e internacionales en relación a problemas
respiratorios pediátricos.
El trato con
calidez a los papás que andan, a veces desesperadamente, en búsqueda de una
solución para los problemas respiratorios recurrentes de sus hijos caracteriza
su trabajo a través del cual busca sobre todo prevenir estas recurrencias,
preparándolos para las épocas difíciles del año.