Hola, soy enfermera pediatra y quiero compartirles lo siguiente sobre mi trabajo y la Técnica Canguro:
Como personal de enfermería del área de Cunero Patológico o la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), he tenido la oportunidad de vivir muchas experiencias con los recién nacidos de término o prematuros con factores de riesgo y sus papás, todas muy gratificantes, aunque en ocasiones, el resultado no sea siempre el esperado, ya que algunos fallecen, pero todos y cada uno de ellos deja huella en mi quehacer profesional y experiencia personal.
Durante la estancia de estos bebés en el hospital he observado que los papás cursan por diferentes etapas de adaptación y cambios emocionales se encuentran en un sube-baja de sensaciones; algunas que son totalmente comprensibles como: sentir miedo, incertidumbre, angustia, enojo, tristeza, sorpresa, alegría, culpa, agresividad, hermetismo, frustración, impotencia y muchas más. La enfermera debe tener la capacidad de entender y ayudar a mitigar estas situaciones de estrés en los papás, pero como seres humanos que somos, muchas veces le damos la vuelta a enfrentar el dolor en el prójimo ya que nos desestabiliza emocionalmente o nos obliga a dar más de nosotros mismos. Sumado esto a la función tan importante que realizamos ya que somos la extensión de la ”mamá ausente” mientras el bebé se encuentra hospitalizado.
La nueva situación familiar:
Cuando tienen el primer contacto con su bebé, muchos papás no saben qué hacer con él, si es prematuro o está muy grave les da mucho miedo acercarse, tocarlo, hablarle, se encuentran muy susceptibles a los cambios, con muchas dudas hacia el estado de salud del niño y con mucho miedo hacia el pronóstico de vida, lo cual es totalmente aceptable por las circunstancias que rodean su nacimiento.
Nosotras, tenemos el deber de propiciar el acercamiento de los papás, tratando de aminorar ese cuadro tan doloroso, sorpresivo e incierto, tratar de limitar los cambios de ánimo y favorecer la confianza de los papás, primero con ellos mismos, con la pareja, con su bebé, con el servicio que se le proporciona, con el personal, son tantas cosas nuevas por las que está pasando la familia que tenemos que tranquilizarlos y acompañarlos durante esta experiencia, mientras ellos lo permitan.
Conforme pasan los días y las cosas toman su cauce, van disminuyendo paulatinamente los miedos, cambia la actitud, se observan con más seguridad para entablar una relación con las demás personas, sobre todo, se permiten tocar a su hijo de una manera más estimulante para ellos y para su pequeño.
Cuando ha pasado el período más crítico y el niño ha logrado cierta estabilidad fisiológica podemos practicar la mencionada técnica Canguro, sin embargo en muchos hospitales no se lleva a cabo completamente, siendo lo ideal las veinticuatro horas de cada día en instalaciones especiales para la comodidad de las mamás que están en recuperación, en cambio únicamente se les permite la entrada durante las horas de visita y aún en estas, en algunos lugares, no se practica la técnica por diferentes circunstancias, faltan instalaciones o falta apoyo de la unidad para que se realice o el personal tiene mucho trabajo o se considera esta técnica peligrosa por riesgos de infección.
Lo que yo he vivido al practicarla con los papás es que tienen la oportunidad de vivir muy de cerca los cambios en sus hijos, los van conociendo, al estar piel a piel establecen un vínculo íntimo, observan su sueño más tranquilo, la expresión facial tan relajada, confiada al cuidado de sus padres, disfrutando esos periodos de alerta con apertura de ojos por tiempos cortos buscando ese contacto con sus familiares, fortaleciendo ese apego, estabilizando sus signos vitales, algunos con reflejos inmaduros de búsqueda, succión y deglución y otros que lo irán perfeccionando paulatinamente. Y con un resultado importantísimo, que es el incremento de peso, hemos visto que ganan de 10-15 gr hasta 20-25 gr diarios.
También se observa mejoría en cuanto a la Lactancia Materna la producción de leche se ve beneficiada, con el estímulo a la succión, la aceptación y participación activa de la mamá al extraerse la leche para complementar la alimentación de su hijo, hasta lograr esa alimentación tan deseada del 100% al seno materno.
Es muy satisfactorio para nosotras como personal de enfermería, el observar que los pequeños van aumentando de peso, el contar con la participación activa de los papás, el obtener un avance diario, donde poco a poquito se podría pensar en el alta a domicilio. Al llegar aproximadamente a los 2000 gr. Y si son egresados de la unidad estando los papás bien capacitados para procurar las necesidades especiales del niño, seguramente van a alcanzar un crecimiento y desarrollo muy cercano al normal.
Cuando nos toca verlos con su ropita para egresarlos son diversos sentimientos encontrados los que tenemos que manejar, melancolía, felicidad, gusto porque el niño se va contra todo lo que vivió, tristeza por la pérdida de la relación que se logró con los papás, pero deseando que la vida siga su curso, que siga creciendo, subiendo de peso y que con el tiempo el niño no tenga secuelas. Ocasionalmente, meses después, los papás se dan un tiempo para llevar a los bebés a saludarnos, para que los veamos, nos platican como les ha ido en su lucha, como van los pequeños, si han detectado alguna secuela y lo que han vivido.
Quiero aprovechar esta oportunidad para reconocer y felicitar a los papás por la labor que día a día tienen con sus hijos, el asistir diariamente, el permanecer horas en el hospital, dejando afuera todo lo que les rodea, a los familiares y amigos que colaboran para que los papás puedan estar con sus hijos, apoyándolos y sosteniéndolos en el inicio intempestivo de esa nueva vida. Por supuesto reconocer la participación de todo el equipo de salud que labora durante meses, las 24hrs del día para lograr la estabilidad hasta el egreso de los niños.
Es imprescindible el interés, una actitud positiva y de colaboración de todos como un equipo, pero sobre todo la fortaleza de los papás, ya que, los bebés, son seres que requieren todo su amor, toda su disponibilidad, su tiempo, atención, dedicación, la apertura para capacitarse en los cuidados específicos del niño, todo para poder llegar a la meta que es acompañar a sus hijos a crecer. Esperando que en un futuro sean seres completos integrados a sus familias, felices y funcionales en todas las áreas de su vida.
Por mi parte es un placer compartirles mi experiencia, aprovecho para darles las gracias a estos “pequeños gigantes”, a las mamás y a los papás que me permiten estar cerca de ellos en estos momentos tan especiales y trascendentes de sus vidas.
L.E.O. Elsa Cueva Hernández. (México, Febrero, 2012.)