Para las madres a quienes en todo el día no les dio tiempo de hacer “nada”.


Hoy le dedico este artículo a mi querida Q, a quien admiro tanto por ser una mujer fuerte y que lucha día a día y a mi queridísimo mini Q, que nació temprano pero estoy segura que vivirá en grande.
 
¿Tienes o has tenido un bebé que nació temprano? Si este es el caso es muy posible que hayas experimentado llegar de regreso a casa, después de haber sido dados de alta en el hospital, y encontrarte con que tu bebé requiere una constante cercanía contigo, ponerlo en la cuna o en el moisés a veces es prácticamente imposible y tal vez te preguntes cuánto tiempo durará esta situación. Conforme el tiempo pasa tu bebé crece y sus sistemas maduran, poco a poco es capaz de permanecer más tiempo en su camita sin embargo los periodos en que está alerta se van alargando y ahora requiere de tu presencia no solamente para comer, acunar o arrullar sino también para interactuar,  le gusta que le cantes, que le alces en brazos, se “aburre” rápidamente y te “exige” que lo pasees por toda la casa, se fascina viendo los cuadros en las paredes, y así cuando menos nos damos cuenta, el día terminó y ya no dio tiempo de hacer nada.

Y si alguna vez te has dicho: “Qué cansada estoy y eso que no hice nada (más que cargarlo, pasearlo o jugar con él o con ella)”, el objetivo de este pequeño artículo es intentar explicarte la importancia de ese tiempo invertido en juegos, risas, arrullos y apapachos.
Ya hemos dicho que la presencia constante, amorosa y significativa de los padres juega un papel importantísimo en el desarrollo físico, emocional y neurológico de los niños. En un artículo de este blog:  El bebé prematuro hospitalizado necesita la presencia sin restricciones de sus padres he hablado sobre los estudios hechos por Harry Harlow en los anos 70’s y más recientemente Michael Meany (2005) con roedores y primates, en los que ha quedado demostrado que la calidad de los cuidados maternos impactan la neurobiología del cerebro de las crías, es decir le dan forma a esas conexiones neuronales tan importantes que suceden en el cerebro en los primeros años de vida. Los últimos meses de vida intrauterina (en el vientre de mamá) así como los dos primeros años son  un periodo clave en el desarrollo del cerebro, tomemos en cuenta que si un bebé además Nació Temprano, su estructura cerebral es diferente a la de un niño que nació a término. 

 

Debido a la falta de madurez que implica un nacimiento temprano, el bebé requiere una cercanía constante con la madre o el padre, ya que esto le da la posibilidad de co-regular su respiración y su temperatura con la del cuidador (es suficiente con observar a un bebé cuando está plácidamente dormido sobre el pecho de su madre o padre), esto le permite mantenerse tranquilo y ahorrar energía ¡muy necesaria para el aumento de peso en esas etapas tempranas!, asimismo atender oportunamente su llanto es otra forma de ayudarle a ahorrar energía. Y no, no hay ningún peligro de malcriarlo, los bebés son seres sabios e intuitivos, lloran cuando nos necesitan y cuando estén listos para salir al mundo, para explorar, ellos mismos lo van a solicitar. 

Por otro lado, las experiencias interpersonales positivas como las que brindan unos padres atentos y amorosos cuando atienden las necesidades de su bebé, cuando hay un intercambio de miradas, de caricias, una voz conocida, tierna y suave, cuando hay un adulto que lo consuela y lo acompaña, ese bebé está siendo expuesto a experiencias que, de acuerdo con Allan Schore (2001), autor en el área de las neurociencias, impactan positivamente el sistema límbico, un conjunto de estructuras pequeñitas que se ubica en el cerebro. Estas estructuras tienen una enorme importancia, pues son ni más ni menos las encargadas de organizar los nuevos aprendizajes, están involucradas en la memoria, la atención, la regulación de las emociones y el comportamiento. 

¡Aja! Favoreciendo el aprendizaje, memoria, atención, emociones reguladas y comportamiento, eso entre muchas muchas otras cosas es lo que hace una madre durante todo el día cuando carga, arrulla, acuna, besa, sonríe, juega, baila, canta y consuela. Y como diría mi amiga y colega Cherry si alguien te pregunta ¿qué hiciste en todo el día?  Puedes contestar orgullosa: trabajo de campo en el área de las neurociencias

Rosy Mendizabal
St. Mary's Hospital
Londres, Reino Unido.