Los avances en el conocimiento y en la
tecnología médica han dado como resultado la supervivencia cada vez mayor de
niños prematuros que antes tenían pocas posibilidades de sobrevivir.
Cuando nace un prematuro y sobre todo cuando es
un prematuro extremo se hace uso de toda
la tecnología y conocimiento, tratando de no descuidar un solo detalle… Pero
las variables biológicas de cada individuo son demasiadas y muy cambiantes, lo
único constante es la variabilidad. Todo lo que se puede hacer es tender a no
cometer errores con todo el esfuerzo, conocimiento y dedicación. Sin embargo,
el tratamiento perfecto es un ideal, desafortunadamente no una realidad.
Todo ello causa un gran estrés que involucra a
todos, médicos, enfermeras, familiares y prematuro, en donde la comunicación
puede volverse no fácil. El médico puede encerrarse en una actitud de “el que
sabe soy yo” y dejar de tener una comunicación abierta a que sucedan los
cambios imprevisibles, que irremediablemente van a suceder, y “relajarse” ante
esta verdad, en lugar de “alejarse” con esa actitud. Los familiares tienen
derecho a preguntar todo, sin embargo el estrés puede condicionar no buenas
interpretaciones. Y así todos comprender que habrá periodos en los que no se
sabe bien a bien, que va pasar (imagínese el estrés que eso causa) y se habrá
que, en muchas ocasiones, tomar la decisión, ya no la buena, sino la que dañe
menos, porque no habrá una medida saludable segura.
Lo anterior es aparentemente una de las muchas
razones por las cuales las unidades de cuidados intensivos neonatales trabajen
en forma tan“cerrada” (otras son, posibilidad de llevar infecciones, estorbar
al personal, etc.).
Toda la
organización de estas unidades médicas es primeramente para servir a un ser
humano que se adelantó a nacer y secundariamente para servir a su familia.
En aras de darle paso a las bondades del
conocimiento técnico médico, se han minimizado cada vez más las necesidades
humanas esenciales del prematuro, como lo son: calor maternal y paternal, la
necesidad de un ambiente más parecido al intrauterino (recordemos que el lugar
ideal para esos prematuros es aún dentro del útero) con más o menos silencio, cierta
penumbra, confort posicional, con ausencia de dolor en lo posible, de largos periodos
de sueño; con la probabilidad de provocar una aceleración de la maduración
neuro-fisiológica y de relación. Así como las necesidades humanas de su madre.
A éstas se les da poca atención, quizás porque no se ha sabido cuantificar
científicamente su valor.
Suele ser que en medicina, las acciones
hospitalarias que no se pueden medir, y de manera inmediata, no tienen mucho
valor. No se le ha dado suficiente importancia al contacto con la madre (como
con la técnica canguro), a que el recién nacido escuche su voz, sienta su
calor, olor, etc. O simplemente darle el placer a la madre por ejercer su
maternidad aunque sea por solo unas horas al día.
Y bueno, desafortunadamente cuando la muerte es inminente, no se ha
considerado la necesidad de morir dignamente y de la mano de su madre y de su
padre, como quizás nos gustaría morir a nosotros mismos, aún y cuando no se
pueda llevar a cabo en casa.
Existe una excelente anécdota, muy ilustrativa,
de una madre cuyo bebé prematuro hizo lo que se llama falla orgánica múltiple,
esto es, había sido desahuciado porque había desarrollado insuficiencias
cardiaca, renal, respiratoria, etc. Entonces se le dio lo que llamamos “máximo
beneficio”, esto en otras palabras es “dejarlo morir en paz”, y como la madre
insistió, se lo dejaron a bien morir siendo abrazado por su madre, ésta, totalmente
agotada se durmió con su hijo en brazos. Varias horas después la madre despertó
con sus ropas mojadas en exceso sin saber a que se debía.
Por alguna razón, el corazón mejoró su función
y se vino una reacción en cadena, mejorando la función de su riñón por lo cual
orinó abundantemente, lo que mejoró su función respiratoria al deshacerse sus
pulmones de líquido excesivo, etc. Esto, lo llevó a sobrevivir (de hecho el
pequeño tiene actualmente varios años).
Este es el tipo de cosas en las cuales hay que
poner más atención y quizás algún día, aprender a medir en medicina, así es que
en lo que aprendemos, se pueden hacer esfuerzos por cambiar las conductas y
actitudes de todo el equipo médico y ser más compasivos tanto con los
prematuros como con sus familias. Se necesita buscar la forma con la cual sus
estancias se parezcan lo más posible a lo natural, a gozar del calor familiar y,
en lo posible de la leche materna, dentro de un ambiente tranquilo sin ruidos y
luces exagerados, a estar cómodos… No sabemos qué tantas sustancias endógenas
más se pongan en juego con este tipo de ambiente más natural y con el estímulo
materno como eje de todo esto.
No por enfocar nuestra atención en un árbol, nos
perdamos la vista del bosque. Recordemos a los niños del terremoto de 1985,
aquéllos que naciendo quedaron atrapados en los escombros varios días. Aún no
sabemos qué mecanismos se echaron a andar para que hayan sobrevivido sin comer
y sin agua. Eso tampoco lo supimos en su momento medir, y claro que sucedieron
cosas importantes.
“Porque respiro
existo”
Dr.
Pablo Cortés Borrego
Médico
especialista en neumología y neumología pediátrica.
Contacto
Twitter: @Pablo_NeumoDoc.
Email: ndocpcb@yahoo.com.mx
Teléfono:
(55)55281412
Es un gran esfuerzo, como dice técnico y de conocimientos de todos los que trabajan en una sala de neonatología, pero mas de ese pequeño que s3 aferra y quiere vivir y en muchas ocaciones con calidad de vida, es un logro enorme y una satisfacción de todos los que laboramos en salas de neonatos verlos partir a sus hogares con sus padres.
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