La historia de Samuel





 Gracias a nuestra nueva amiga Rosy Escobar que con tanto entusiasmo compartió la historia de Samuel...


SAMUEL – 26.5 SEMANAS – 816 GRAMOS


 




Esta es la historia de nuestro pequeño guerrero.


 La historia de Samuel comienza a las 26 semanas de mi embarazo. Sam está programado para nacer a finales de abril o principios de mayo. Todo comenzó cuando fui a mi consulta con el ginecólogo y el doctor se da cuenta que tengo la presión alta, los pies hinchados y un dolor muy fuerte de cabeza. El doctor me recomienda asistir a la clínica del IMSS para que me dieran mi incapacidad debido a que me ve muy mal y me comenta que debo mantener reposo absoluto. Al llegar al IMSS la doctora me hace varios estudios de sangre, me revisa y me comenta que me voy a quedar internada porque mi presión es alta. Después de platicar con la doctora, analiza la situación y me dice que me enviará a mi casa para evitar que los médicos nocturnos interrumpan el embarazo, al escuchar esta noticia comienza mi preocupación, stress y aumenta mi dolor de cabeza.


 De ahí me trasladan a un hospital privado, declarando una preclamsia severa y después de 7 días de estar hospitalizada, donde estuvimos a punto de morir, los doctores decidieron interrumpir el embarazo porque Sam corría mucho peligro dentro y mi cuerpo estaba rechazándolo.


Samuel nace el 7 de febrero desde ese momento fue llamado nuestro pequeño guerrero. Pesando 816 gramos, midiendo 33 centímetros y luchando por su vida a cada instante.


Los doctores no le pronosticaban más de 72 horas de vida, Samuel había nacido a la semana 26.5 y tenía que estar en cuidados intensivos. Las primeras horas fueron de tristeza, angustia, incertidumbre pero en ningún momento perdimos la fe. Obviamente el primer día no lo conocí hasta que se estabilizará mi presión. Mi esposo viajo desde Washington DC para estar al lado de su esposa e hijo, él conoció por primera vez a Samuel en la noche, y estaba tan preocupado por nosotros, todavía no comprendía la situación tan grave en la que estuvimos.


Al día siguiente, me dijeron que para subir a conocer a Sam, tenía que caminar y tener mi presión estable, hice todo lo que me decían para poder conocer a mi hijo.


En el momento que lo vi, fue una mezcla de tantos sentimientos porque era tan pequeño, no podía creer que estaba en una circunstancia así, lloraba por mi hijo y a la vez le agradecía a Dios por cada segundo, minuto, hora, día que permitía que Sam tuviera vida.


 Un día una de sus enfermeras, Chio, me dijo que la forma en la que yo le hablaba a Sam, era muy importante, que el escuchaba todo lo que yo le decía. Esas palabras me abrieron mi mente para darme cuenta, que todo lo que yo sentía se lo transmitía a Sam, todos los días orábamos por él, le decíamos palabras positivas, le contábamos historias de como su papá y yo nos conocimos y hacíamos planes para el futuro, había momentos que me ponía triste y lloraba pero trataba de ser fuerte para que mi hijo tuviera la fuerza para seguir adelante.


Tan solo nos permitían estar en el hospital durante la mañana y tarde durante una hora, que no era tiempo suficiente para estar con nuestro hijo, deberían permitir que pasáramos  más tiempo con nuestros hijos. Nunca voy a olvidar la primera vez que su mano toco mi dedo, con toda su fuerza me toco como expresando, no me dejes mami, aquí estoy, quiero seguir a tu lado.


Al recordar todos estos momentos que solo los padres prematuros comprendemos, podemos valorar lo que significa cargar después de 1 mes y días a tu hijo, cada gramo que ganan, darle de comer, cambiar un pañal o en el mejor de los casos bañarlo, son cosas que son un privilegio, debido al riesgo en el que se encuentran en cuidados intensivos.


 Fueron semanas donde presento anemia, neumonía, transfusiones de sangre, le inyectaron un medicamento para que un conducto de su corazón cerrará, pero nosotros siempre confiando en Dios y teniendo a un ejército de personas orando por la vida de nuestro hijo, fueron los días más difíciles y a la vez sorprendentes de ver como un cuerpo tan pequeño tenía tanta fortaleza y ganas de vivir.


Sam sorprendió a sus doctores, enfermeras y a todo el hospital. Nos encontramos con todo tipo de personas, gente de calidad humana y otros sarcásticos y sin dar mayor esperanza de vida.


Después de 2 meses 14 días de estar en cuidados intensivos y ver como nuestro pequeño guerrero nos demostraba que lo último que muere es la esperanza y hacer crecer nuestra fe.


El 20 de abril salió del hospital, para finalmente llegar a casa, a sus 3 meses, 6 días pesando 2.690 kg y midiendo 50 centímetros. Utilizó  tanque de oxígeno y estuvo como 2 meses con él.


Inmediatamente después de estar en la UCIN, llamamos al CRIT Estado de México para ingresar a Sam a la clínica de estimulación temprana, en la cita de prevaloración, el doctor revisó a Sam y todo su historial médico, ingreso al CRIT pero como todavía utilizaba el oxígeno tuvimos que esperar unos meses para poder ingresar a realizar sus terapias, porque de lo contrario bajaba de peso y todavía no tenía sus vacunas, tenía que estar sin oxígeno para comenzar su rehabilitación.


En el CRIT Estado de México encontramos a doctores especializados en rehabilitación infantil, tanto mi esposo y yo hemos recibimos el apoyo de un equipo interdisciplinario de terapeutas físicos, ocupacionales, de lenguaje, nutrióloga, urólogo,  neurólogo, psicólogos, pediatra, especialistas, y trabajamos al lado de profesionales para obtener los mejores avances para nuestro hijo. El camino fue largo porque necesitábamos que Sam, se descartará los 9 riesgos que un niño prematuro tiene durante sus primeros años de vida.


Cada meta durante la rehabilitación de nuestro hijo fue específica, medible, alcanzable, real y trascendente para él y nuestra familia. Fue una mejora en su desempeño y calidad de vida.


Es muy importante que evalúes el desarrollo de tu hijo, si sientes que algo no está bien o tienes duda de sus avances considera que tenga estimulación temprana desde casa o en alguna institución, acércate a los expertos, sigue el instinto de madre, siempre nos guía para ayudar a nuestros hijos.


Avanzamos todos los días con amor y paciencia, Sam nos está enseñando las mejores lecciones de vida. Los bebes prematuros tienen su tiempo y forma de crecer, vamos de la mano con nuestro hijo, sorprendiéndonos de sus avances y teniendo el control y las visitas con todos sus doctores.


No pierdan la esperanza, si tienes a un bebé prematuro, sólo confíen en Dios y demuéstrenle a su bebé que quieren tenerlo a su lado, él escuchará su voz y se quedará con ustedes.







 Rosa Elena Escobar Ramos y James A. McBean

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