La ablactación es el proceso gradual de introducción de alimentos
distintos a la leche. En México, y en el mundo, existen maneras muy diversas de
hacerla, dependiendo del contexto social y familiar (indicaciones de pediatra y
personal de salud, consejos de amigos y parientes, costumbres, creencias,
etc.). Nuestra meta como padres es que sea flexible y lo más importante, una
experiencia gozosa, tanto para nuestros hijos como para nosotros mismos.
La Encuesta Urbana de la Ciudad de México en 2002 reveló que la
ablactación se empieza en nuestra sociedad a los 4.3 meses de edad y en el
medio rural a los 5.1 meses. Esta información nos hace suponer que un número
importante de niños son ablactados antes de los cuatro o cinco meses de edad,
lo que representa una tarea difícil de revertir a corto plazo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que ésta se
inicie a los seis meses de vida, después de lactancia materna exclusiva (esto
es, sin ningún otro líquido, ya sea agua, jugos o tés, únicamente medicamentos
y vitaminas), así como que nunca deberá de empezar antes del cuarto mes (en el
caso de los bebés que no son amamantados).
Algunos autores, en este
sentido, enfatizan que el bebé humano podría ser alimentado exclusivamente con
leche materna hasta los dos años (Laura Gutman, La revolución de las madres,
2008). No es lo que debería de hacerse, sino que el bebé estaría preparado
fisiológicamente para crecer y madurar aunque no obtuviera algún otro alimento.
Como nutrióloga considero que la primera pauta para introducir un alimento
sólido es que el niño lo reclame, que la ablactación suceda naturalmente. De
esta forma, si al cumplir seis meses observas que tu bebé está ansioso por
arrebatarte la comida de la boca, entonces quiere decir que está listo!
En la realidad, el personal de salud y todos en general, tenemos
opiniones muy variadas sobre la ablactación y en muchas ocasiones hasta
contradictorias y, tomando esto en cuenta, quiero hablar de lo que considero
que no debe cambiar, en lo que todos tendríamos que estar de acuerdo!
La alimentación
inicial es COMPLEMENTARIA a la leche materna (o fórmula), la leche sigue siendo
el alimento principal y los demás alimentos complementan la lactancia hasta el
año de edad.
No forzar al bebé, hacerlo como un juego: permitir explorar, tocar,
elegir y en especial DISFRUTAR. La ablactación en esta etapa de la vida del
niño tiene una función educativa, más que nutritiva. Permitirle que
disfrute su primera experiencia con la
comida, lo cual es importante para el posterior gusto por ella.
Tener en mente que en la alimentación hay dos papeles con sus
respectivas responsabilidades. Los padres procuraremos ofrecer calidad y
variedad en alimentos y los bebés decidirán qué comen, cómo lo hacen y la
cantidad. Los hijos son capaces de regular, sin nuestra intervención, sus
gustos y necesidades.NO TE PREOCUPES si tu bebé acepta poco, tu labor es
proveer alimentos saludables y dejar a él elegir la cantidad.
Repetir un alimento nuevo por varios días, sin mezclas, para
observar sus reacciones en el intestino y si el bebé podría ser alérgico o no a
un determinado alimento.
¿Con que
alimento iniciar? No existe un concenso, la investigación muestra resultados
diversos. Si tu bebé padece alergias o algún tipo de problema digestivo,
podrías ser más cauteloso y sino es el caso, un poco más relajado.
Tradicionalmente en nuestra cultura, las frutas y verduras son la primera
elección, de hecho la Norma Oficial Mexicana 043 de Introducción de alimentos
distintos a la leche recomienda iniciar con estos alimentos, posteriormente
cereales y leguminosas y más adelante alimentos de origen animal y lácteos. Con
trabajo conjunto entre nutriólogo, pediatra y tus preferencias alimentarias
(basadas en buenos hábitos de alimentación)
podrás hacer tu elección.
No ofrecer alimentos procesados, prepararlos en su forma natural,
sin sal y azúcar añadidas, la intención
es que el bebé conozca el sabor del alimento por sí solo, sin aditivos, colorantes,
sal o condimentos.
Y ¿que es mejor, papillas o no papillas? Depende de tu bebé y de tí, en tu pequeño (a) si hay alguna dificultad para tragar, masticar o
deglutir. Para los padres, considero que lo mejor es lo que los haga sentir
tranquilos y confiados, ya que eso se transmite al bebé, quién al sentir esa
seguridad, acepta gustozo y sin miedo nuestra decisión. En mi experiencia
profesional y personal he aplicado ambas opciones, o más bien, mi estrategia fue introducir un
alimento en todas sus presentaciones: papilla, entero, crudo, cocido, en
trozos, en jugo, etc.
Hasta después del año de edad se podría empezar con los siguientes
alimentos: huevo, sal, azúcar, cítricos, maíz, trigo, chocolate, lácteos,
mantequilla de cacahuate, etc.
Un recurso que podría ser útil si deseas tener mayor información es
la Norma Oficial Mexicana 043 de Introducción de alimentos distintos a la
leche, la cual ya cité anteriormente. Se encuentra
disponible en internet.
Lic. Amaranta Vega
Nutriologa
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