Lactancia, cólicos y masaje

Por:      
Lic. Myriam de Luna Jiménez 
Educadora Certificada de Masaje Infantil

Soy feliz  mamá de una hermosa bebé de 2 meses y afortunadamente para mí y mi niña, Educadora de Masaje Infantil.   Desde que me formé como educadora en REMI (www.remimexico.org ), ansiaba el momento de tener a mi propio bebé y darle su masaje, pero nunca imaginé cuánto me iba a ayudar con mi nena y sus cólicos; les contaré.

Los cólicos llegaron por ahí de la segunda semana, luego luego me di cuenta que algo en su llanto era diferente, estaba como irritada y molesta y no sabía bien que era. Desde que nació estamos con lactancia exclusiva y yo tomé precauciones eliminado de mi dieta lácteos e irritantes, sin embargo con todo y precauciones llegaron esos cólicos horrorosos que hacían que mi nena se sintiera mal y se retorciera de dolor, tenía gasecitos que le molestaban y la hacían despertarse a medio dormir. Unas gotitas la aliviaron bastante, pero cuando le daba su masaje veía como su pancita se desinflamaba y se sentía mejor. 

Más o menos cuando cumplió un mes, cambió su patrón y dejó de hacer popó tan seguido como solía hacerlo. Yo había leído que los bebés amamantados podían hacer una vez al día, incluso cada tercer día o más, el doctor también nos dijo que era normal, pero yo observaba que si mi bebé dejaba de hacer popó un día, al día siguiente estaba molesta con coliquitos y gases.  Un día decidí darle su masajito más veces porque la veía molesta y con su pancita inflamada y en una de esas ¡¡sorpresa!! , ¡el masajito liberó a la popó y alivió a mi bebé de su malestar!! Fue una maravilla! Estaba feliz de conocer el masaje infantil porque pude ayudarle con su dolor.

Desde entonces procuro darle aparte de su masajito diario, su rutina de cólicos por lo menos una vez al día. 

Es sorprendente lo que puede hacer el masaje infantil, ya lo había visto con otros bebés y ahora lo disfruto tanto con mi niña. Y en mi caso no sólo ha ayudado a mi bebé con su digestión, también me ha ayudado a mí a tener más confianza, a saber que yo la puedo aliviar con mis caricias, a descubrir  lo que el cuerpo de mi nena me quiere decir y a aprender a escucharlo. 

He de confesar que no siempre es fácil. Al principio le daba su masajito de forma muy cautelosa, muy superficial, creo que era parte de conocerla, de pedirle permiso y que reconociera mis caricias y de conocerme a mí como mamá.  A veces a mi niña le incomoda el masaje en su pancita  y yo trato de escucharla y respetarla, pero a veces tengo que continuar porque sé que le va a ayudar. Como me dijo mi querida compañera Rosy Mendizabal, hay veces que los bebés llorarán, pero siempre hay forma de avisarles y hacerlo con mucho cariño y de forma respetuosa.  

Autores como Vimala McClure y Brazelton sugieren dar masaje a los niños con cólicos y en la actualidad hay evidencia de los beneficios que tiene el masaje infantil en los bebés (Arikan 2008); sin embargo más allá de la evidencia científica, yo pude constatar lo bien que hace un rico masaje. Ahora con mayor razón deseo compartir la técnica de masaje a todas las mamás que conozco.



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