Mi experiencia de lactancia

En estos últimos años he aprendido muchas cosas acerca de la lactancia, una de ellas es que la lactancia es una decisión, una decisión muy respetable tanto para quien la practica como para quien no. Es como el deporte; lo tomo como ejemplo porque en estas olimpiadas he visto muchas historias inspiradoras de deportistas y me encantaría que mi historia así lo fuera.
Todos sabemos los beneficios físicos y emocionales que tiene hacer ejercicio, sin embargo hay quienes lo practican, hay quienes no (debo de incluirme), quienes hacen ejercicio por un periodo breve,  quienes lo hacen por indicación médica y quienes lo hacen su forma de vida.
Y es que para la lactancia como para el ejercicio se requiere constancia y paciencia para ver los resultados, al principio puede llegar a ser difícil pero poco a poco se adquiere práctica y destreza.
Yo les confieso que nunca he sido ni paciente ni constante con ningún deporte y precisamente por ello me he llegado a preguntar ¿cómo le he hecho para lograr 8 meses de lactancia y no desistir en el camino? Pienso que la respuesta es que siempre me lo creí, desde antes de embarazarme yo estaba segura de que iba a poder lactar y en ningún momento dude de que lo iba a lograr.
Parte de lo que me ayudó mucho fue tener mucha información, fui a varias pláticas sobre lactancia al Hospital Satélite (las dan los últimos martes de cada mes), luego en el curso de psicoprofilaxis y después en el grupo de apoyo a la lactancia de Médica Sur Lomas que lo dirige Graciela Hess. Además tuve suerte de conocer a mi querida Nora Goldin quien es consultora de lactancia y con quien tuve pláticas valiosísimas que me ayudaron mucho. Otra cosa que me ayudó fue estar cerca de otras mamás lactantes, yo las veía y me platicaban y me dieron muchos consejos cuando estaba embarazada que me sirvieron mucho.
También me ayudó mucho tener un parto natural, mi hija se pegó a mí desde los primeros minutos de vida. En Médica Sur apoyan el apego temprano y el alojamiento conjunto, dos cosas que son muy importantes para iniciar la lactancia. Mi niña pasó conmigo su primera noche y desde el principio yo la alimenté. Ahí mismo en el hospital Graciela me asesoró sobre las posiciones para acomodarme a la bebé y me motivó mucho.
Pero no todo fue miel sobre hojuelas; hubo momentos difíciles. Ya estando en casa cuando creía que ya dominaba el asunto me encontré con varias dificultades. Marijo se quedaba dormida, entonces los supuestos 15 minutos en cada pecho se volvían una hora en cada uno. Le tenía que hacer cosquillas, desvestirla y moverla para que se despertara y tomara. También me pasó al principio que Marijo me agarraba mejor de un lado que del otro, yo a veces me desesperaba porque no hallaba como acomodármela, entonces pues me la pegaba más de un lado que del otro y por lo tanto tenía más leche en un pecho y para mi suerte se me agrietó el pezón del lado bueno!!.
 El estrés y la presión también hicieron de las suyas. Me acuerdo un día que estaban dos tías, mi suegra y mi concuña viéndome amamantar a Marijo. Yo me sentí presionada aunque quizá no fue su intención, no faltó que hicieran un comentario que me hacía sentir que no podía. Recuerdo que después me quedé sola con mi concuña que había amamantado a su niña por más de un año y me dijo “no te preocupes, vas a ver que en una semana le agarras la onda y en un mes verás que ya lo dominas”. Como me tranquilizaron sus palabras.
Y efectivamente, más o menos a las 3 semanas ya las dificultades parecían superadas, empecé a usar mi extractor que fue una maravilla para mí y que sin él no hubiera podido trabajar y lactar todo este tiempo.
Otro momento difícil fue precisamente cuando regresé a trabajar. Sucedió que se me congestionó un pecho justo un día antes y yo estaba súper preocupada porque no quería que me diera una mastitis o que le dejara de dar leche. Nora Goldin nuevamente fue mi salvación y me aconsejó ponerme un pañalito con manzanilla y después col fría para que me bajara la inflamación. Todo se solucionó afortunadamente.
Trabajar y lactar no ha sido fácil, he tenido que ser bien disciplinada para sacarme la leche con anticipación y a mis horas, almacenarla bien y cuidar la limpieza e higiene, tomar mucha agua y cuidar lo que como. A veces llegó a ser complicado cuando me tenía que sacar la leche y no tenía a donde o que se me pasaba el tiempo y mis pechos se comenzaban a inflamar. A veces me llegué a estresar porque mi producción de leche no era suficiente para las tomas que debía dejarle y tenía que estimularme más seguido y a veces, lo confieso, llegaba cansada  y solo quería dormir y no extraerme la leche.
Pero lo logré! Marijo y yo llevamos 8 meses de lactancia. Ahora  lo disfruto más que antes y me siento muy feliz de haberlo logrado. Veo las historias de los atletas de cómo hablan de su tenacidad y esfuerzo y así me veo yo con mi lactancia. No tengo una medalla olímpica, pero tengo como recompensa el rostro de mi hija cada vez que la alimento. 
He aprendido a no dar consejos que no me piden, pero si mi historia puede inspirar a otras mujeres que desean amamantar, mi corazón estará muy feliz.
Myriam

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