Hace muchos años ya me dedico a
trabajar con bebés prematuros y sus familias en diferentes contextos: como
pedagoga, apoyando a pequeños con
dificultades de aprendizaje; como instructora de masaje infantil,
impartiendo talleres después del alta hospitalaria; como educadora del
neurodesarrollo en unidades neonatales, compartiendo con personal de salud y
padres de familia sobre las adaptaciones de los cuidados neonatales en base al
propio desarrollo de cada bebé; y más recientemente haciendo investigación y
activismo social para apoyar a padres de familia cuyos bebés se encuentran
hospitalizados.
Es sobre este último punto que he
querido escribir este blog. La inclusión de los padres de familia en el cuidado
de sus pequeños hospitalizados es también conocida como ‘Cuidados
Centrados en la Familia’ y forma parte de los cuidados
humanizados en unidades neonatales.
En un post anterior titulado la
presencia sin restricciones de los padres en UCIN he intentado sentar las
bases de por qué el bebé hospitalizado, ya sea prematuro o no, necesita de sus
padres en todo momento. El día de hoy, a través de este artículo, quiero
debatir aquellas razones por las cuales NO se les permite a los padres
acompañar a sus bebés.
Existe una creencia muy arraigada
en nuestra sociedad de que los padres son ‘peligrosos’ para los bebés frágiles
de salud, especialmente aquellos que se encuentran en UCIN. Durante mi trabajo
de investigación en México he entrevistado a personal de salud y padres de
familia, y he aplicado encuestas al personal de salud. Muchas de las respuestas
indican una genuina preocupación
ante la falta de higiene y también ante la posibilidad de que los padres de
familia puedan ‘desorganizar’ al bebé y poner en riesgo su estabilidad.
¡Es indudable que la seguridad del paciente en la unidad neonatal está
por encima de todo! Creo que nadie cuestiona esta premisa. Efectivamente
la falta de higiene pone en riesgo la salud del prematuro, quien está más
propensa o propenso a adquirir infecciones. Sin embargo tan riesgoso es que una
mamá o papá se acerquen a su bebé sin tener medidas de higiene adecuadas, como
lo es que un médico, enfermera, trabajador social, psicólogo o cualquier otro
miembro del personal lo hagan. Aquí el punto es que TODOS debemos velar por la
seguridad del paciente, aun cuando la sala esté llena, aun cuando el lavamanos
nos quede al otro lado, aun cuando haya sobrecarga de trabajo; este es un
derecho de todos los pacientes.
¿Qué necesitamos hacer para
asegurar la higiene en la unidad? Informarnos. Los padres de familia están
ávidos de saber cómo pueden colaborar para una pronta recuperación de su hijo o
hija. A veces no es suficiente con tener pegado un póster con los pasos del
lavado de manos. Aunque debo decir que durante el estudio etnográfico que llevé
a cabo recientemente, tuve la oportunidad de convivir con padres de familia y
personal de diversas unidades neonatales durante 9 meses, en capacidad de
‘observadora’; la solidaridad y apoyo que percibí entre los padres de familia
siempre me llenó de emoción. En una de las unidades neonatales había una
persona encargada de guiar a los padres de familia en el lavado de manos. En la
otra unidad eran los mismos padres quienes se apoyaban unos a otros; los
‘viejos’ enseñaban a los ‘nuevos’. Es decir, hoy por hoy sabemos que la
seguridad del paciente no nada más se puede preservar, sino que también se
puede elevar si los padres se involucran activamente en sus cuidados desde el
primer día con una orientación adecuada.
No me canso de decir que no hay
mejores cuidadores para un bebé frágil de salud que sus padres, y la ciencia sustenta
esta aseveración. Hoy en día sabemos que los contactos
piel con piel y la lactancia
materna son los mejores aliados del sistema inmune del bebé. Es por eso que
la OMS
recomienda ambas medidas como preventivas y muy importantes para salvar la
vida de millones de pequeños nacidos prematuramente en el mundo desde los
primeros días de vida. Cuando personal de salud y padres
de familia estamos bien informados, y conocemos las señales
de comunicación del prematuro, entonces podremos tener acercamientos
seguros y no pondremos en riesgo su estabilidad. Afortunadamente cada vez hay
más y más unidades de cuidados neonatales que promueven educación continua para
personal y padres de familia en este sentido. Y es que no nos queda de otra, si
verdaderamente queremos optar por una atención integral de alta calidad para
nuestros pequeños, necesitamos involucrar desde el primer momento a aquellas
personas que se los van a llevar a casa y los van a cuidar día a día: sus
padres.
Si tú eres mamá o papá de un
prematuro infórmate sobre cómo puedes participar de los cuidados de tu bebe en
UCIN (en nuestro blog encontraras muchos artículos al respecto) y platícalo con
tu médico. Si te entusiasma cambiarle su pañalito, darle de comer, o simplemente apapapcharlo/a un ratito
acércate a su enfermera y pídele que te oriente. Por el contrario si todavía no
te sientes preparada/o para iniciar con sus cuidados, coméntalo con su
enfermera. Es normal sentirse ansioso en un principio, pero poco a poco verás
que irás conociendo a tu bebé y animándote a
integrarte más y más en sus cuidados.
Rosy
Mendizabal
Department
of Childhood, Families and Health
Institute
of Education, University of London
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